Comisión de Educación RD frente a los programas presidenciales educacionales

Desde mayo del 2012, la Comisión de Educación de Revolución Democrática ha intentado contribuir al debate educacional elaborando y difundiendo un conjunto de propuestas de política que plasmamos resumidamente en el informe “Propuestas para Revolucionar el Sistema Educacional Chileno”. En este documento identificamos aquellas reformas que en nuestra opinión son indispensables de abordar y poner en práctica de manera gradual pero decidida en los próximos 20 años, si lo que se quiere es darle un giro a nuestro sistema educativo y realmente avanzar hacia una educación de calidad para todos y todas. Varias de estas revoluciones forman parte del recién lanzado programa de nuestro candidato a diputado por Santiago Centro, Giorgio Jackson.
Una de las ventajas de haber apostado por construir tempranamente nuestra base ideológica y programática como movimiento, es que hoy podemos poner a conversar y comparar dicha base con las propuestas que los distintos candidatos presidenciales y parlamentarios han presentado al país. En ese marco, sentimos que es nuestra responsabilidad pronunciarnos respecto a los dos programas que más convergencia tienen con nuestras propuestas. Nos referimos a los presentados por las candidaturas de Michelle Bachelet y de Marco Enríquez-Ominami, que proponen transformaciones sustantivas y en sintonía con las demandas sociales que con tanta fuerza hemos empujado en conjunto con otros actores y movimientos.
En nuestra opinión, es fundamental iniciar este camino garantizando el derecho a una educación gratuita, eliminando el lucro en todos los niveles y la selectividad en educación pre-escolar, básica y media, atacando seriamente la segregación e inequidad que ha caracterizado por tantos años a nuestro sistema, creando una nueva institucionalidad que recupere la educación pública, ampliando y reformulando la definición de calidad y apostando por una nueva carrera docente que transforme a los profesores en protagonistas de cualquier esfuerzo de mejora educacional. Todas estas reformas son un punto de partida para construir un nuevo sistema educacional, que entregue a todos los ciudadanos oportunidades de desarrollo integral equitativas, pero que por sobre todo se transforme en un espacio relevante para el desarrollo y profundización de nuestra democracia.
Respecto al programa de Bachelet nos parece relevante el énfasis en devolver al Estado el rol de garante del derecho a una educación de calidad, la idea de recuperar y reconstruir la educación pública en todos sus niveles (a través de reformas concretas a la educación escolar y superior), el anhelo de promover la diversidad en las unidades educativas eliminando los procesos de selección, la convicción de avanzar en la gratuidad de todos los niveles educacionales (eliminando el financiamiento compartido), y la propuesta de terminar con el lucro por su incompatibilidad con la educación entendida como derecho.
El programa de MEO también hace referencia explícita al rescate y fortalecimiento de la educación pública, vista como un derecho donde el Estado debe ser garante de su acceso y calidad. Destaca el énfasis de este programa en la idea de una educación al servicio de la democracia, lo que obliga a repensar la manera en la que entendemos y evaluamos la calidad de la educación. Otro punto relevante es la ubicación del profesor como prioridad y foco de cualquier reforma, punto también relevado por la Nueva Mayoría, aunque en este caso sin explicitar el rol que tendrán los docentes en la discusión de las reformas que propone el programa. Finalmente, MEO propone un cambio en el sistema de financiamiento que compartimos, eliminando la subvención (subsidio a la demanda) como mecanismo de asignación de recursos y terminando también con el copago de las familias en la educación escolar.
En Revolución Democrática tenemos la convicción de que es indispensable iniciar un proceso de reforma educacional profunda. Por cierto, estas reformas no pueden ser aplicadas por decreto, ni tampoco abordadas completamente en un período presidencial; requieren además de una priorización, hoy ausente en los programas aludidos y en la que debieran participar distintos actores. Pero para avanzar en la dirección correcta, es necesario partir dibujando un horizonte alcanzable en el mediano plazo, reformando algunos pilares del modelo educacional en los próximos años.
Por todo lo anterior, valoramos y apoyamos las señales presentes en ambos programas educacionales. Nuestra comisión, compuesta por ciudadanos, profesores, académicos, estudiantes, funcionarios públicos y artistas, considera que el desafío central consiste ahora en generar las condiciones políticas y sociales para que estos cambios puedan concretarse. Para ello, un paso fundamental que vemos ausente en el caso de la Nueva Mayoría y a medias en el programa del Partido Progresista, es abrir y sostener espacios de diálogo y participación que permitan que sean los protagonistas del proceso educacional – docentes y estudiantes – los que lideren este camino de transformaciones. Llegó el momento de comenzar a revolucionar la educación en Chile.
Comisión de Educación, Revolución Democrática
Noviembre, 2013

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