*Columna:* Cada decisión cuenta, decidamos por un cambio para que no nos cambie el clima

Chile liderará en el mes de diciembre la instancia más relevante de discusión internacional sobre cambio climático, la COP25. Este evento que a muchos puede parecer lejano y desconocido, nos entrega una oportunidad inigualable para posicionar el lugar donde vivimos y del que dependemos como una prioridad y no un elemento de segundo orden en las decisiones públicas, como lo ha sido hasta ahora.

Muchas de las temáticas que gobernaron la agenda ambiental del año 2018 tienen una íntima relación con la discusión climática. Entre ellas, destaca la crisis hídrica y la ansiada reforma al Código de Aguas. Este año, en lugar de impulsar la creación de una normativa que garantice al acceso al agua y a limitar su sobreexplotación, el gobierno ha optado por fortalecer las demandas de certeza de los poseedores de derechos de aprovechamiento, desconociendo que la situación de escasez hídrica afecta diariamente la vida de muchas personas. 

Quizás la forma más nítida de remarcar la importancia del agua y su gestión en un país especialmente vulnerable al cambio climático como Chile, es el caso de Monte Patria, cuyos habitantes, producto de la sequía, han debido migrar por nuevos mecanismos de sustento. Es por esta razón que la Organización Internacional Migrante los ha calificado dentro de los primeros migrantes climáticos de Chile. 

¿Qué nos enseña el caso de Monte Patria? Primero, que el agua es un elemento central para la subsistencia y que nuestro país no tiene un sistema legal que asegure su acceso y el mantenimiento de los ecosistemas. Segundo, que los efectos del cambio climático se viven hoy en nuestro país y que inciden de forma directa en la vida de personas. Tercero, que la mayoría de los primeros efectos del cambio climático afectan a comunidades con altos índices de pobreza, dependientes de la disponibilidad recursos y con dificultades de adaptación. Por último, este caso, junto a muchos otros, nos demuestran que el cambio climático corresponde a un desafío global que modificará la vida tal como la entendemos hoy, a tal punto que a muchos los obligará a dejar su hogar y su historia. La capacidad que tengamos para actuar tanto en evitar un mayor cambio climático, como en adaptarnos, es imprescindible. 

El Día Mundial de la Tierra del pasado lunes 22, nos recuerda que vivimos en un ecosistema íntimamente interconectado del que dependemos de formas impensables. En este contexto, el llamado a movilizarnos por el Agua y los Territorios es también un llamado a proteger un equilibrio del que somos parte. Una eficaz acción climática está obligada a integrar esas variables.

El mes pasado, más de un millón de personas, especialmente jóvenes, alzaron la voz por la lucha contra el cambio climático en la primera movilización nacional organizada por el movimiento “Fridays For Future”. Esta semana el llamado es a unir las voces por la defensa del agua. La acción de cada uno cuenta. Hagamos de este año, uno imborrable en la historia ambiental de Chile.

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