*Columna* | La Constitución será con nosotras o no será

Las mujeres hemos pasado años —siglos— excluidas, ignoradas e invisibles en el espacio público y sobre todo para la política, un espacio al que nunca hemos sido invitadas. Nuestras vidas han sido consideradas irrelevantes. No solo la pobreza tiene rostro de mujer, sino como dice el grito callejero: nos matan, nos violan y no pasa na’.

Recién hace un par de semanas en nuestro país se aprobó el protocolo de la CEDAW, sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, tras 18 años de espera. 18 años en los que vivimos múltiples formas de violencias y en diversos aspectos, incluidas las experimentadas en estos últimos dos meses de movilización, donde cientos de mujeres han sufrido la violencia político-sexual. 

Exigimos paridad porque la Constitución es una decisión política que determina las reglas a partir de las cuales nuestro pueblo quiere vivir. Y como somos parte importante de ese pueblo no podría haber una nueva Constitución sin NOSOTRAS. Hemos sido omitidas antes, en la Constitución del 25 y del 33 no participó ninguna mujer. En la Constitución de la Dictadura solo dos. En 2019 queremos que las mujeres escriban el futuro. 

Somos el 51% de la población de Chile y debemos estar representadas en esta misma proporción, porque la experiencia nos muestra que las cuotas, a pesar de que han mostrado avances, son insuficientes. Solo buscan mejorar el funcionamiento del sistema político mediante un incremento gradual de la participación política de las mujeres, pero SIN  transformar la estructura que genera la discriminación hacia ellas, en tanto lo político sigue siendo identificado como algo eminentemente “masculino”.

Para quienes creen que es indiferente nuestra participación en una Asamblea Constituyente, han de saber que, dado que las Constituciones no son un espacio de neutralidad, nuestra participación permite que la mirada y experiencias de las mujeres se vean reflejadas en el texto constitucional, pudiendo consagrar importantes derechos como los sexuales y reproductivos, igualdad salarial, valorización y reconocimiento del trabajo reproductivo, así como también redistribuir el poder respecto de decisiones económicas y de administración pública que hoy tienen a las mujeres sumidas bajo una segunda categoría. La experiencia comparada así lo demuestra y algunas naciones ya tienen incluidos estas demandas hace años.

Sabiendo eso, ¿queda alguna duda de lo necesaria que es la paridad de género en la Nueva Constitución? Porque hemos luchado para que nunca más sin nosotras y lo seguiremos haciendo hasta conseguirlo, exigimos una Constituyente Paritaria que nos incluya a todas y todos en la construcción de un nuevo Chile, precisamente, más inclusivo. En un proceso democrático histórico,  que las decisiones dejen de ser tomadas por los mismos de siempre es lo que permitirá que se legisle en favor del pueblo y no de unos pocos. Llegó el momento de que la historia sea nuestra y sea, al fin, escrita por las mujeres.

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