*Columna* | Macrozona Sur: ¡Militantes, actívense!

Quien ha tenido el privilegio de viajar y conocer el sur de nuestro país sabe de la mezcla de paisajes, gente, identidades, modismos y un sinfín de características que hacen único a este espacio gigante de tierra que, para la división interna de Revolución Democrática, arranca en la Región de O´Higgins y se extiende hasta Magallanes. Como dato, de las 346 comunas que existen hoy en nuestro país, 212 se emplazan dentro de las nueve regiones que conforman la Macrozona Sur, representando el 61,2% del total nacional, por lo que la ventana de posibilidades que se nos abre aquí es enorme y donde actualmente contamos con dos concejales, Germán Herrera en la comuna de San Javier y Cristian Olavarría en Llanquihue, además de dos consejeros regionales en las regiones de O´Higgins y Aysén respectivamente.

En este escenario, el espacio de desarrollo para Revolución Democrática es inmenso y el sur es tierra fértil para el crecimiento de este proyecto político, social y colectivo que busca contribuir, junto a diferentes actores, a dar forma a este nuevo sentido común que logre poner realmente en crisis el modelo de sociedad actual, que exacerba hasta lo insostenible el mérito individual y el crecimiento económico infinito a cualquier costo. 

En el sur sabemos de las consecuencias ambientales y sociales de la Industria Salmonera, de la arremetida de la Gran Minería en nuestra Patagonia y de las consecuencias de la Industria Forestal, que no sólo ha avanzado sobre nuestros bosques nativos y secado nuestras napas subterráneas, sino que también ha dado pie a uno de los conflictos sociales y políticos más grandes de nuestro país como es la lucha de nuestras hermanas y hermanos mapuche por defender sus tierras y su forma de vida, quienes viven cada día en carne propia la violencia de un sistema que no reconoce más derecho que el que impone el interés monetario y todo el aparato que lo respalda.

Por eso, precisamente en el contexto de la Cuenta Pública de un gobierno que no ha hecho más que agudizar la Emergencia Climática y la desigualdad, se hace urgente que levantemos propuestas dirigidas a implementar un nuevo modelo de desarrollo para nuestro país, que contemple una fuerte inversión en Ciencia y Tecnología, que convoque a un grupo de actores lo más amplio posible y que tenga como eje el buen vivir. En este sentido debemos tener como meta el poder influir en las estrategias comunales y regionales de desarrollo, conduciendo la discusión a la diversificación de la matriz productiva, visibilización de actores económicos, canales de comercialización reales para productores locales, incentivos y fomento a la creación de cooperativas, entre otras.

El  llamado es a atrevernos y a ser capaces de imaginar un futuro diferente, porque hasta eso nos ha sido arrebatado muchas veces, y me refiero a la capacidad de pensar e imaginar que otra realidad es posible, que otro Chile es posible, en donde los valores comunitarios y el interés colectivo superen  los arrestos individualistas y exitistas que constantemente nos inculca el actual orden de cosas. Tenemos la posibilidad de poner en el centro del debate nuestros valores, ideas y propuestas, pensadas y construidas a partir de la realidad local, pero además tenemos la obligación de planificar la mejor manera de llevarlas al plano de lo concreto, ya sea desde los Gobiernos Locales cuya conducción nos toque asumir o bien comenzando a influir desde las distintas concejalías ciudadanas y del constante despliegue territorial que hace cada militante a lo largo y ancho de nuestro sur y país.

La invitación es a que sigamos caminando, imaginando y creando las condiciones que hagan posible un sur y un Chile del buen vivir.

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