*Columna*| SIMCE o “la modernización educacional”

Ignorando las sugerencias de la Mesa Social COVID-19, el MINEDUC anunció que el SIMCE se llevará a cabo este año, evadiendo el hecho de que no hay condiciones para diagnosticar la situación de los colegios y el estrés que esto significa para l⭑s alumn⭑s. Esta no es la primera vez que el Ministerio de Educación ignora las críticas a esta prueba: su eliminación ha sido una demanda histórica del movimiento estudiantil secundario. El compromiso, casi religioso, de seguir con esta prueba nos lleva a plantearnos algunas preguntas: ¿Cuál es la obsesión del MINEDUC con mantener el SIMCE? ¿Profundizará el SIMCE su sistema de mercado?

La razón de la devoción del gobierno a esta evaluación viene de una cuestión principalmente ideológica, cuyos orígenes pueden ser remontados – como la mayoría de las problemáticas actuales – a la dictadura. Es en ella donde se introduce la lógica de mercado en la educación, y, consecuentemente, la necesidad de una manera de medir objetivamente la calidad de sus productos: El SIMCE. Pero, ¿qué es la calidad? Para el SIMCE la calidad se limita al conocimiento de ls estudiantes en un día específico, simplificando lo que realmente significa educación de calidad. Las situaciones personales de l⭑s estudiantes o las condiciones ese mismo día afectan los resultados; el sistema ignora esto. Debemos avanzar hacia una forma integral de diagnosticar a los establecimientos educacionales, que tome en cuenta los matices y problemas de la educación.

El SIMCE se ha convertido en un eje central de la enseñanza escolar, y junto a él se ha profundizado el mercado en la educación y se ha normalizado la lógica neoliberal. La centralidad del SIMCE no existe solo por el hecho de que exista la prueba. Las consecuencias para los establecimientos los han obligado a enfocarse en esta prueba: El cierre de colegios como resultado de puntajes ‘insuficientes’ y bonos a ls docentes que dependen de altos puntajes, son los ejemplos más claros de cómo se ha obligado al sistema educacional a girar en torno a ella ¿cuántas veces nos han ofrecido completadas con tal de que al colegio le vaya bien en el SIMCE?

Es aquí donde se ve el lado más brutal del mercado: En un sistema donde el poder adquisitivo es proporcional a la calidad de la educación recibida, castigar los malos resultados implica castigar a los colegios más vulnerables sin ofrecer soluciones. Y es que claro, el cierre de una zapatería cuando l⭑s consumidores no están satisfechos con la calidad de los zapatos es, para el sistema neoliberal, lo mismo que el cierre de colegios cuando una prueba dice que sus resultados son insuficientes.

Mientras exista el SIMCE (o algo similar) existirá el mercado en la educación, y mientras exista el mercado en la educación, tendremos una educación segregada. Cuando hablamos de que la pandemia cambiará nuestro sistema, que sea sobre cómo eliminar la lógica neoliberal de nuestros derechos sociales. ¿Por qué no comenzamos por eliminar al SIMCE?

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