*Publicada en El Mercurio de Valparaíso
Alguien tendrá que endeudarse para mantener el país a flote en lo que dure la Pandemia. Pero hay que decidir si se endeudará el Estado a tasas únicas y bajísimas, o las familias a tasas usureras. Pero lo cierto, es que nadie puede quedarse en casa si no tiene para comer. La propuesta de Renta Básica De Emergencia que hemos realizado tiene por objetivo que las familias puedan quedarse en casa para cuidar su salud y permite ayudar a miles de PYMES que luchan contra la quiebra. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) del Gobierno deja fuera a la clase media endeudada y forzará a muchísimas familias a exponerse al contagio para buscar ingresos que permitan sobrevivir el invierno.
Lo que propuso el gobierno no cumple el objetivo de que las familias puedan cuidar de su salud. Según los parámetros del propio Ministerio de Desarrollo Social, el monto que finalmente irá en ayuda algunos hogares del país, es menor a la línea de pobreza extrema.
El que aprobaron no alcanza para vivir ni en un escenario normal, ni menos en una crisis sanitaria producida por una de las peores pandemias que ha vivido la humanidad.
Incluso mucho antes de la crisis por el COVID-19, varios países habían estado explorando pilotos de Renta Básica Universal, cuyos receptores son todas y todos las personas de una sociedad, quienes reciben una parte de la riqueza producida en ella como reconocimiento del carácter colectivo de tal producción. La Renta Básica pretende entregar seguridad económica e independencia, así como también inyectar dinero al territorio para dinamizar la economía local, apoyando a esos emprendimientos y negocios de barrio que tan mal lo han pasado.
Lo que proponemos es que, durante esta crisis sanitaria, y así como se está haciendo también a nivel comparado en otras partes del mundo, se pueda asegurar una Renta Básica de Emergencia que te entregue los 170 mil pesos al mes necesarios para alimentarte y así mantenerte con vida. Nuestro país lleva 200 años produciendo casi sin parar, es momento de poner una pizca de recursos en lo esencial, comer y vivir porque luego Chile se volverá a levantar y quedará mejor que como estaba, más justo y con mayor dignidad.
