CONVOCATORIA A PARTICIPAR EN 1 DE MAYO

Estimados adherentes, simpatizantes y miembros activos de Revolución Democrática.

El pasado 11 de abril, miles de chilenos llenaron las calles del centro de Santiago en una marcha por el futuro de la Educación de nuestro país. La gente se agolpó por las calles de Santiago con lienzos, carteles, gritos y sueños porque les indigna la educación que nuestros ciudadanos reciben en un sistema que no nos gusta y al que nunca nos invitaron a crear.

Pero existen otras razones hoy en día para indignarse. Estamos entre los países más desiguales del mundo. En efecto, de acuerdo a los datos de la OCDE, Chile es el país con grados de desigualdad más altos de los países que la integran, donde la diferencia entre lo ique gana el 10% más pobre y 10% más rico es de 27 veces, y donde el 1% de la población se lleva el 30,5% de los dividendos de toda la economía nacional. De acuerdo a la ENCLA 2011 de la Dirección del Trabajo, el salario del 45,7% de los trabajadores no supera los $344.000 y el sueldo mínimo que está establecido hoy en $192.000 corresponde a lo que ganan cerca de 1 millón de chilenos. En estas condiciones muchos de nuestros compatriotas trabajan pero siguen siendo pobres. Y todo esto, a pesar de que tenemos un PIB per cápita de US$17.000 anual aproximadamente y según ciertas proyecciones seríamos un país desarrollado al 2017, superando el PIB per cápita de US$20.000.
Y en cuanto a las condiciones de trabajo no estamos mejor: Aún no podemos erradicar los abusos y parece ser que estamos lejos de terminar con las malas prácticas laborales. Empresas de todo tipo estructuran su organización de negocios dividiendo sus razones sociales de forma artificial y con el objeto de esconder su patrimonio, y así no reparten sus utilidades con los trabajadores mediante las gratificaciones, o simplemente esconden sus bienes para no cumplir con sus obligaciones laborales. También subcontratan a empresas externas para realizar servicios que muchas veces se enmarcan dentro de su giro, creando un régimen donde existen trabajadores de primera clase y de segunda clase (contratados y subcontratados), por lo que personas que hacen el mismo trabajo ganan sueldos distintos y acceden a distintos tipos de beneficios y tratos. Además, la informalidad e inestabilidad laboral es otro tema con el que estamos al debe. Desde el mismo Estado tenemos pésimas señales. Gran parte del contingente de personas que trabajan para el aparato público trabaja en regímenes de empleo precarios, contratados a “honorarios” o mediante otras figuras que generan inestabilidad y abusos.
Por otra parte, estamos en uno de los países con la tasa más baja de sindicalización del mundo (cerca del 14%) y donde los derechos de sindicalización, negociación colectiva y huelga, están severamente maniatados a pesar de que son considerados Derechos Humanos Fundamentales de forma universal. Todos los ciudadanos que se organizan para exigir sus derechos se encuentran ante una realidad que los choca y los desanima, ya que los sindicatos chilenos, atomizados y sin poder de negociación logran poco y nada ante sus empleadores en las negociaciones, pudiendo incluso las empresas reemplazarlos cuando entran a huelga. Parece increíble que los trabajadores de nuestros puertos tuvieran que parar durante semanas para que se les reconociera su derecho a alimentarse durante 30 minutos en su jornada laboral, acusándolos de hacer un mal al país y que su movilización era ilegal. ¡Un derecho tan básico como alimentarse durante la jornada laboral!
Por estas realidades injustas, decimos:

  • Nos indigna estar en uno de los países más desiguales del mundo, donde la torta alcanza sólo para unos pocos que viven en otro país distinto al común de los chilenos.
  • Nos indigna que cuando se hable de empleo, no importen las condiciones de éste y que lo más importante sea la flexibilidad a la calidad.
  • Estamos cansados de que nuestros derechos a sindicalizarnos, negociar e irnos a huelga estén cercenados y que no se haya hecho nada en más de 20 años para devolvernos nuestros derechos.
  • Nos indigna que los trabajadores del Estado no puedan formar sindicatos ni negociar colectivamente, a pesar de que es un derecho de todos.
  • Nos indignan las malas prácticas empresariales como el boleteo a honorarios, el mal uso de la subcontratación, el multiRUT y otros abusos que nadie ha querido abolir.
  • Queremos que pare la pasividad estatal para garantizar los derechos de nuestros trabajadores y que el Estado tome un rol verdaderamente activo y se comprometa por una realidad laboral distinta.

 
Por eso los invitamos a salir a las calles este 1º de mayo y que todos escuchen a los trabajadores. Salgamos a luchar por nuestros derechos.
Convoca el Frente Sindical

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