Cuenta Pública de Miguel Crispi, Coordinador General de Revolución Democrática

 Te invitamos a leer el discurso de Miguel Crispi en el acto inaugural de nuestro Primer Congreso

Hace nueve meses estábamos en la comuna de La Granja, frente a un mural de Matta que decía “Crear para Creer”, hoy, estamos en un Centro Cultural que lleva el nombre de una de las personas más importantes para la Educación Pública en Latinoamérica, Gabriela Mistral, quien no sólo acusó de manera sublime los “piececitos” descalzos de los niños, sino que fue profundamente política y creativa a la hora de pensar en cómo abrigar a aquellos pies, en cómo abrirles caminos para que avanzaran en igualdad. Me gusta que sin querer, pero no por eso de manera menos significativa, el pintor y la poeta nos acompañen hoy, en este nuevo y gran paso para formar un movimiento político que revolucione al país.

Me gusta también ver entre ustedes a dirigentes sociales, dirigentes y ex dirigentes estudiantiles, académicos, artistas, escritores, profesionales jóvenes, estudiantes universitarios y secundarios, trabajadores y trabajadoras, gente de todas las edades, e incluso a algunos rebeldes de los medios de comunicación que nos acompañan. No hay Revolución Democrática sin ciudadanos y eso hay que decirlo muy fuerte.

Dicho esto, vamos con lo que se me solicita, una cuenta pública de la gestión de la Coordinación Nacional que me ha tocado encabezar durante este tiempo: En enero del 2012 realizamos nuestro primer acto público. 150 ciudadanos declaramos nuestra intención de fundar un movimiento político que se hiciera cargo de las críticas estructurales al modelo y la demanda por mayor igualdad y participación. A ese espacio lo nombramos Revolución Democrática  y lo imaginamos empujando aquellas transformaciones que terminaran con el rallado de cancha político y económico de la dictadura. “Transformar”, ese es el verbo, porque aquí no se trata de “ajustar” el modelo. No estamos por meros y tramposos ajustes tributarios ni por migajas para la Educación. Se trata hoy de hacer lo que la gran mayoría quiere para Chile.

En esa misma jornada definimos a un gran enemigo, “el Padre Gatica”, no estábamos dispuestos a hablar de democracia sin hacerla carne en nuestra práctica interna. Fue por este motivo que decidimos constituirnos formalmente aquí, en un Congreso Constituyente. Decidimos también organizarnos desde lo que llamamos los territorios, porque así como no nos gusta la concentración económica, tampoco nos gusta concentración del poder. Si lo que la dictadura destruyó fue el tejido social de nuestro país, un aporte silencioso pero relevante que podíamos hacer era recomponerlo. Así, fue como se constituyeron los territorios de Santiago Centro, Providencia y Ñuñoa, La Florida y Puente Alto, el de La Reina y Peñalolén, en Las Condes y Vitacura, el de Valparaíso, Bío Bío, el de Estación Central, Maipú, Cerillos, Quinta Normal, Pudahuel y Cerro Navia , el de Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo y San Miguel, y finalmente el territorio constituido en Talca. Hoy tenemos presencia en 11 territorios los que representan 19 comunas. Así, pasamos de tener una coordinación nacional pequeña, ligada más que nada aquellos que habían iniciado el movimiento, a un consejo político, con representación de todos los territorios, en donde la coordinación pasó a tener un rol de guía pero no resolutivo.

De manera paralela a nuestro proceso de crecimiento territorial constituimos cuatro mesas con el objeto de desarrollar contenidos claves para nuestro ideario, Educación, Nuevo Modelo de Desarrollo, Desarrollo territorial y Ciudad y, por supuesto, Reformas Políticas y Democracia. La lógica de este trabajo fue romper con el divorcio que existe en los partidos políticos tradicionales que piensan desde la cúpulas y ejecutan desde las bases. En este marco ético-político se abrió el debate y sucedió algo que da cuenta de la claridad de las urgencias del país, de la urgencia de sus revoluciones. El 100% de lo propuesto vía referéndum democrático interno en el movimiento fue aprobado y cada punto por  amplias mayorías.  Esto es muy relevante, porque ahora cuando digamos que impulsaremos transformaciones profundas no estaremos hablando en abstracto o sólo desde la intuición, sino desde una formalización concreta, sistemática y democrática que apunta hacia disputar espacios de poder e impulsar una Asamblea Constituyente.

Paralelo a esta discusión de contenidos, cada uno de los territorios discutió ampliamente sobre aquellas revoluciones que querían para Chile. Esta discusión rompió los bordes de “en la medida de lo posible” para ponerse a discutir sobre aquellas transformaciones que Chile necesita. Estas revoluciones, las que serán presentadas en extenso el día de mañana, serán nuestro rallado de cancha de cara a este mismo congreso y también serán el rallado de cancha para nuestros dirigentes.

El otro espacio clave de nuestro diálogo en este tiempo tuvo que ver con pensar en nuestras reglas del juego internas –para hoy y lo que vendrá-. Aquí fue clave entender dos cosas: la democracia es irrenunciable y que forma es contenido son inseparables. Así, el primer paso era que nosotros contáramos con una estructura digna de nuestro nombre, democrática y revolucionaria, profundamente distinta a la organización de aquellos partidos políticos que mantienen la misma forma de organización interna que los vio nacer sin hacerse cargo de los cambios en la sociedad chilena, hoy mucho más crítica y ávida de participación.

Ambos procesos, el programático y el estatutario no han finalizado. En particular, y en función de las distintas aprehensiones surgidas en el proceso de discusión de los lineamientos orgánicos, hemos tomado la decisión de no cerrar esta instancia de discusión, sino de abrirla. Mejor será darnos el tiempo que amerite esta discusión a zanjarla de manera apresurada. De este congreso saldrá una comisión redactora, la que tendrá como insumo central los lineamientos estratégicos votados, pero que deberá retomar el proceso de consulta con los territorios de manera de llegar a un estatuto que sea votado de manera clara y transparente por la mayor cantidad de adherente posibles. De este estatuto final saldrán las reglas del juego mediante las cuales elegiremos a nuestra próxima directiva.

Hasta acá todo suena muy bien y me alegro de aquí sea, pero en este proceso también ha habido dudas y equivocaciones, ensayo y error, aunque por lo mismo, aprendizaje. No nos sentimos los elegidos para cambiar Chile, sino que creemos que lo ético es cambiar Chile y para eso nos estamos organizando y lo estamos haciendo de manera seria y comprometida. Porque no queremos ser un intento más de renovación política, porque ya hemos visto a muchos dirigentes salirse de sus partidos en escenas llenas de dramatismo para crear nuevos espacios que a la larga terminan por reproducir las mismas prácticas que motivaron sus renuncias. Es por eso que, sin dejar de ser enérgicos, nos hemos movido de manera precavida, desconfiada a veces.

Sabemos que este es un momento histórico para generar cambios humanos y estructurales y no queremos que se nos escape. Por lo mismo hemos decidido esperar y no meternos del todo en la arena política. A mi juicio dicha decisión ha sido costosa pero sabia, antes de existir plenamente hacia el país, antes de hablarle directamente a la ciudadanía, debemos existir para nosotros mismos. Teniendo claro esto, debemos constatar que Chile ha seguido su curso, y que avanzará con o sin Revolución Democrática, no tenemos mucho tiempo que perder: Los pescadores artesanales y los ciudadanos de Aysén paralizaron su región, los ciudadanos y ciudadanas de Freirina detuvieron la ciudad demandando dignidad, los estudiantes siguieron en la lucha por recuperar nuestro derecho a una educación pública, gratuita y de calidad, invisibilizados por los medios de comunicación los ciudadanos afectados por el terremoto se movilizaron exigiéndole al gobierno dignidad frente a la tragedia que les afectaba, la comunidad mapuche continua movilizada demandando el respeto de sus derechos y de su cultura. Chile sigue movilizado, demanda por sus derechos, por justicia, por dignidad. Llegó el momento en que Revolución Democrática debe decidir: ¿qué rol queremos jugar dentro de la sociedad chilena?, ¿Cuáles son las batallas que queremos dar?, ¿Cuáles son aquellas causas de las cuáles no desistiremos?

Para cerrar debería decir algo así como “quiero invitarlos a dar lo mejor de sí para este Congreso”, pero la verdad es que ustedes se han invitados solos, el entusiasmo es evidente. Ustedes han decidido autónomamente tomar la responsabilidad y la alegría de sumarse junto a otros para hacer las cosas de manera distinta, para decir -Chile debe ser diferente-, para decir todas estas marchas no han sido en vano, y siguen siendo necesarias, pero es urgente dar un paso más allá. Este paso político que estamos dando todos y todas a la vez, en este Congreso, es nuestra primera revolución.

Muchas gracias

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