*Editorial* | El Congreso Ideológico más importante de nuestra historia

El país y el mundo viven profundas crisis. Los anhelos de las grandes mayorías están chocando con el modelo económico neoliberal y el proceso de degradación de los Estados, lo que se ha desnudado de manera dramática en nuestro país en los últimos meses. El denominado “estallido social” del 18 de octubre es la manifestación máxima de un malestar acumulado en la sociedad por décadas, y se convierte en un punto de inflexión, desencadenando un nuevo ciclo político. Gracias a la movilización, se abre en Chile un proceso constituyente democrático inédito en la historia, y que nos obliga a acelerar la consolidación de nuestro proyecto político para llevar a cabo los cambios profundos que nuestra era requiere. 

La pandemia, por su parte, ha puesto en evidencia todas las carencias del Estado chileno: su falta de respuesta a las demandas mínimas de las grandes mayorías, junto a su incapacidad de imponer las medidas sanitarias necesarias y de desplegar las ayudas económicas suficientes para que las personas puedan quedarse en casa, nos hacen pensar que debe redefinirse su rol. Sobre todo, lo necesitaremos para la reconstrucción del país en el proceso de recuperación posterior de la crisis social, económica y política en la que aún estamos recién entrando. Las debilidades del Estado subsidiario y la falta de voluntad de la élite que lo conduce, hoy está costando vidas y está destruyendo la economía.

Es en este contexto en que estamos llegando al inicio de un nuevo Congreso Ideológico del partido. Los congresos ideológicos y estratégicos son rituales, que desde la formación de nuestro partido hemos convocado de manera periódica cada dos años. Esta práctica tiene un sentido profundamente democrático: se trata de convocar ampliamente a la militancia a discutir sobre las definiciones fundamentales que orientan las acciones de nuestro partido en todos lo niveles. Los congresos son, por tanto, mecanismos democráticos, colectivos, de construcción de partido. 

Hoy más que nunca se hace necesario reflexionar y proponer un horizonte para el nuevo Chile que vendrá después de la pandemia y una vez que retomemos el proceso constituyente. De cara a estos procesos, tendremos que tener una propuesta para dialogar con el mundo político y social y con la ciudadanía. La política no sólo significa acción, también implica aprendizaje, debate, deliberación y propuesta de ideas, sobre todo cuando el país necesita un nuevo pacto social, que hoy se ve urgente dadas las exigencias que imponen el estallido social, la pandemia y la crisis climática. 

El congreso ideológico buscará complementar nuestra elaboración ideológica previa, de manera que ella sea capaz de enmarcar los procesos estratégicos que definamos, y a la vez reflexionar profundamente sobre el alcance de las consignas y demandas que surgieron de la movilización social impulsando que se traduzcan en agendas concretas que habiliten una transformación profunda entorno al imaginario creado por el 18-O. Necesitamos nutrir de un contenido actualmente en disputa conceptos como “Nueva Constitución”, “Nuevo Chile”, “Dignidad”, “Igualdad” de forma coherente con las expectativas que tiene nuestra sociedad hoy. Esa disputa se manifiesta de diversas maneras, entre quedarme con la plata que ahorro individualmente y tener un sistema de pensiones solidario y justo, entre la libertad de elegir y una educación pública, gratuita y de calidad, entre vivir en una zona de sacrificio y defender una fuente de trabajo contaminante. Hay definiciones ideológicas que tomar, hoy se espera que haya una propuesta más coherente que recoja las inquietudes y luchas particulares y las perspective en una lucha epocal.  

Tenemos que perfilar un nuevo modelo de desarrollo, con un Estado fuerte, que garantice derechos sociales, que devuelva la riqueza a los trabajadores y trabajadoras que la producen; con una democracia participativa y que reconozca la esencial igualdad de todas las personas, sin distinciones ni privilegios. En ese sentido, debemos recoger la razón por la que nos constituimos como partido y buscamos el poder: para hacer una transformación efectiva y buscar una alternativa al modelo neoliberal impuesto en la Dictadura. De lo contrario, perderemos el horizonte que nos hemos puesto como una fuerza nueva. No podemos simplemente ponernos como objetivo que la derecha no gobierne, si no que debemos asumir el poder del Estado para cambiar las cosas y caminar hacia un nuevo Chile, pues es a través de las instituciones y la movilización social que podemos avanzar decididamente en un marco claro y que incluya en su conjunto las demandas en materia de justicia social, igualdad, promoción y respeto de los DDHH, ecofeminismo o desarrollo sustentable, entre otras banderas que hemos levantado.

El Congreso durará 3 meses, tendrá instancias basales, regionales y una plenaria nacional en la que culminará el debate. En la recta final, tendremos un documento de definiciones que deberá ser ratificado por la militancia, y que servirá para la construcción del Programa Constituyente del partido. Será un proceso que, si aprovechamos bien, nos permitirá  conducir los cambios que queremos implementar, nos ayudará a formarnos y ojalá a crecer en militancia activa.

Por último, hemos sido testigos de cómo la gran mayoría ha sufrido cuando son otros los que han llegado a gobernar, administrando o profundizando el modelo injusto y desigual que está a la base de la sociedad chilena actual. El tiempo para una alternativa es ahora, y probablemente no exista otra oportunidad en la historia para producir un cambio de la magnitud que nuestra sociedad quiere y demanda. Por eso tenemos que llenar de contenido la Revolución Democrática que ya está en curso, y de la que somos parte en conjunto con el pueblo que abrió nuevamente las grandes alamedas, para que florezca y por fin cumplamos el anhelo de construir un nuevo Chile justo e igualitario. La historia es de los pueblos, el futuro es hoy!

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