*Editorial* | Hasta que el modelo caiga, vamos por más

Los últimos meses han sido escenario de la decantación del proceso de acumulación más importante de nuestro país en los últimos 30 años. Una movilización social histórica logró materializar el sueño de la asamblea constituyente (o convención constitucional), el primer plebiscito en democracia y la irrefutable afirmación del fracaso del modelo neoliberal. El 18 de octubre marcó un precedente de cómo entenderemos la política y cual es el rol de Revolución Democrática durante la revolución democrática.

Varios años pensamos que Chile dormía, cansado por el abuso y adormecido por los medios de comunicación bajo el alero de grandes grupos económicos. Pensamos que el movimiento social estaba apagado, o programado para renacer solo uno que otro año. La movilización social se estaba preparando.

La lucha por una Asamblea Constituyente y los tres mínimos para el proceso, ha significado un esfuerzo maratónico que nos ha interpelado a demostrar una profunda convicción en la necesidad de poner Chile por delante. Salimos de nuestra zona de confort, dialogamos con quienes están en veredas completamente distintas a las nuestras y nos atrevimos a tomar decisiones complejas. No estamos en política para hacer testimonio o pararnos sobre un estatus moral distinto, estamos dispuestos a pagar costos porque entendemos nuestra calidad de instrumento del pueblo en esta revolución, nos formamos con el objetivo de incidir y transformar el país para nuestra gente. 

La esperanza ha convivido con la rabia. Hemos enfrentado el precio de tocar los intereses de unos pocos y poderosos defendidos por Carabineros. La brutalidad policial, el amedrentamiento, la mutilación, la vulneración de derechos humanos que nunca imaginamos en esta democracia pactada. La barbaridad que se ha visto en las calles nos llevó hace ya casi dos meses a exigir la renuncia del General Director de Carabineros, a acusar constitucionalmente a Piñera, Chadwick y hoy, a exigir la responsabilidad del Intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara. Hemos interpuesto recursos de protección, hemos visitado cárceles, hemos asistido heridos, nos hemos querellado, hemos gritado verdad, justicia y reparación, pero los esfuerzos no han sido suficientes. Las responsabilidades se siguen asumiendo de forma individual y no de manera institucional, el hilo se sigue cortando por lo más fino.  

Tenemos una deuda que nos dolerá para siempre, no sólo con las miles de personas que fueron víctimas de las violaciones a los DDHH, sino también con las futuras generaciones para quienes la promesa del nunca más, estará profundamente debilitada. 

Pero la esperanza no nos ha dejado de movilizar, y es que como dijimos hace un tiempo atrás, Chile cambia sólo cuando pierde el miedo. La invitación a cambiar la historia es hoy, y el vamos por más es un imperativo ético. Vamos por la Constituyente paritaria y plurinacional que termine con la Constitución de Pinochet y su modelo de miseria, vamos por un proceso constituyente único que profundice nuestra democracia y desdibuje los límites de lo posible. Vamos por el fin de las AFP, vamos por la salud, educación, dignidad de nuestra gente. Vamos a ponerle fin a la acumulación de capital y al genocidio ambiental. Hasta que el modelo caiga, vamos por más. Tenemos la gran tarea de materializar el cambio que Chile necesita. Y este es el minuto.

Seguimos.
Con la convicción intacta de transformar Chile.
Con y para la gente. Siempre. 

Nos espera un gran año, 

¡Vamos por ese Plebiscito 2020!

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