*Editorial*: Termina un período, comienza una nueva etapa

Este sábado celebramos el séptimo aniversario y el cambio de mando de Revolución Democrática. Para muchos de nosotros y nosotras se cierra un período en cargos de dirigencia del partido, pero para todos se abre una nueva etapa de enormes desafíos en el Chile actual.

Estos últimos dos años han sido una montaña rusa para el partido. Pasamos de ser una fuerza política emergente, a un partido que está firmemente inserto en el Frente Amplio, coalición que se ha consolidado como alternativa a la política de la transición. Irrumpimos en el Congreso y los Consejos Regionales, además de multiplicar nuestra presencia en todo el país. Ha sido un andar movido, con obstáculos cada vez mayores, donde han habido aciertos, errores y muchos aprendizajes.

Pero todo lo que hemos avanzado se ve pequeño cuando miramos los desafíos del Chile de hoy. Por un lado, nos genera rabia e impotencia el Chile de las pensiones de miseria, donde la salud y educación siguen al arbitrio del mercado y donde la ciudad es el campo de negocios de las inmobiliarias y no un espacio pensado para desarrollar nuestras vidas. Por otro lado, genera miedo e incertidumbre el crecimiento de esas alternativas del pasado, que construyen identidad desde el discurso del odio y nacionalismo. ¿Qué hacer en los tiempos de cólera?

A un par de días de que se abra esta nueva etapa, dejo tres sugerencias:

1.     El contenido es la brújula. RD, desde sus inicios, ha tenido una forma de hacer política muy clara en donde siempre buscamos el diálogo con el objetivo de construir mayorías entorno a las propuestas que nos convencen. Claro que con otras fuerzas tenemos proyectos políticos distintos, por lo que debemos cuidar las señales políticas que damos, pero en un tiempo en donde la política está desprovista de ideas y llena de puestas en escena comunicacionales, nosotros debemos ser firmes en mostrar que lo que nos guía es el contenido y los cambios que podemos lograr.

2.     El único camino hacia transformaciones es colectivo. Estudiar a la izquierda es leer una larga historias de quiebres y división. Es el lastre de un sector que le ha costado a la humanidad sangre e injusticia, en innumerables ocasiones, y en RD nadie entró para ser opinólogo de política, sino que para lograr cambios reales para nuestro país. Tenemos la responsabilidad de fortalecer proyectos colectivos y construir mayorías. ¿Dónde? Primero, en casa. Cada vez tenemos más exposición y liderazgos públicos y un proyecto colectivo, como es RD, requiere lealtad, humildad y disciplina. Sin eso, estamos destinados al fracaso y la atomización. Y, segundo, en el Frente Amplio y nuestra mirada de coalición. Lo importante es que logremos cambiar la política del neoliberalismo, no que pensemos igual con todos quienes nos tomamos las manos.

3.     Humildad, fraternidad y colaboración. En estos últimos dos años he aprendido que muchos de los liderazgos más valiosos de RD no son los que se han leído más libros o las dirigencias que dan los discursos más largos y emotivos. Los imprescindibles son quienes entienden que la política no es de bandos, sino que de ideas. Y el plano donde las ideas y los proyectos colectivos florecen es el de la humildad, la fraternidad y la colaboración.

¡Gracias a todas y todos quienes han sido parte de estos dos años y a seguir adelante, que Chile lo necesita!

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