Efecto “Teletón”, un premio de consuelo

Romina Bajbuj, adherente activa de RD Valparaíso, nos invita a reflexionar sobre la Teletón

Los días previos a la Teletón son bastante particulares para una persona con una discapacidad física visible, esos días se vive lo que llamo “el efecto Teletón. No es raro que mientras realizas tus actividades cotidianas, las personas te detengan por la calle para destacar la valentía o el coraje que tienes por el simple hecho de realizarlas.
Esta actitud que a veces se demuestra sólo con una mirada compasiva, puede no ser más que un gesto anecdótico que incluso se puede agradecer, pues la mayoría lo hace desde la buena intención. Pero el efecto al que hago referencia tiene raíces y consecuencias más profundas que conviene analizar.
En la práctica como sociedad, aún se enfrenta la discapacidad desde una perspectiva que tiene sus orígenes en la década del 70, y sus bases en una lógica individual y médica, es decir, se centra en la persona que experimenta un “problema”, y en los esfuerzos médicos que deben hacerse para que ésta se “rehabilite” bajo un patrón de normalización.
Esta manera de entender la discapacidad presenta varias deficiencias que son bastante dañinas. Una de ellas – a mi juicio, la más preocupante – es abordar la discapacidad sólo como un potencial a ser recuperado o “normalizado”, así la persona con discapacidad se vuelve unidimensional; y la multiplicidad de roles sociales que pueda desempeñar pasan a segundo o tercer plano.
Ahora bien, lo que sigue presenta mayor gravedad si comprendemos que muchas de las discapacidades existentes no “desaparecen”, por tanto, el ideal normalizador no se alcanza nunca. La solución entonces es saturarse de “ayudas técnicas” para “parecer normal”.
Las limitantes de este modelo, lo han hecho evolucionar hasta la fecha a una concepción Bio-Psico-Social, que considera las condiciones biológicas en interacción continua con la sociedad. Esta acción inclusiva nos hace correr la mirada desde la normalización hasta la convivencia y revaloración de muchos diferentes que responden a distintas necesidades que deberían ser acogidas por la sociedad en condiciones de igualdad.
Si esta manera de entender las capacidades diferentes de cada cual, fuera asumida por la sociedad toda – y no sólo por una elite teórica – no tendrían cabida las palabras de aliento por la cotidianeidad, ni las miradas compasivas.  Y lo que es aún más profundo, se tomaría conciencia que la mayoría de nosotros, podemos realizar las mismas actividades que los demás (estudiar, trabajar, desenvolvernos artística – cultural y políticamente etc). Sólo necesitan las mismas condiciones para poner a prueba – como todos – nuestras capacidades.
Para ello, es necesario el establecimiento de medidas de acción positiva por parte del Estado que contrarresten el entorno desfavorable y sean cuantificables a corto plazo, pues no podemos sentarnos a esperar que un cambio de mirada tan urgente como éste, se genere espontáneamente. Si no se impulsa esta sinergia, todo seguirá en el mismo punto y sólo nos quedará esperar que el efecto Teletón nos abrace los primeros días de diciembre como premio de consuelo.
Publicado en El Maturtino

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