Llevamos más de 10 días en una situación compleja para el país y para todos nosotros
Los 30 pesos del alza del metro fueron la gota que derramó el vaso de más de 30 años de injusticia social producto de un sistema que no ha hecho más que agrandar la brecha entre ricos y pobres y que nos había sumido en la más completa apatía e individualismo.
Como se ha señalado insistentemente, son necesarios cambios estructurales (nueva constitución, cambio en el sistema de pensiones, salud universal, rebaja de las remuneraciones de los altos cargos públicos, recuperación del agua, entre otros), muchos de los cuales ya habían sido levantados por nuestra bancada parlamentaria en el corto tiempo que hemos estado en el parlamento.
Es necesario un nuevo pacto social, para el cual es imprescindible escuchar a los invisibles, a los que no tienen acceso a espacios de poder y llevar sus demandas al legislativo.
En ese contexto legitimamos el actual despertar de los ciudadanos, pero rechazamos de manera enérgica la escalada de violencia independiente de su origen. Rechazamos profundamente los abusos a los DDHH cometidos por fuerzas armadas y de orden en contra de las personas que legítimamente manifiestan su descontento en las calles de la misma forma que rechazamos la violencia extrema que hemos visto en las calles. Las demandas sociales no pueden ir en contra de nosotros mismos. La destrucción de espacios públicos, servicios y fuentes laborales no son parte de este nuevo pacto social que tanto queremos y empañan el verdadero fin: un Chile más justo para todos.