Por una representación digna del Biobío

Nos asombra la precariedad de los programas de campaña y nos avergüenza el excesivo gasto de recursos y la falta de pro-actividad en procurar transparencia de las fuentes de financiamiento de cada una de las campañas políticas que han llenado de propaganda los barrios de la región. Biobío requiere retomar un rol protagónico en la solución de las inequidades que arrastra, pero desde la dignidad y legitimidad de quienes pretendan conducirla.
Por Erick Torres y José Ramírez, Miembros activos de Revolución Democrática.
La región del Biobío es la segunda superficie más poblada del territorio nacional. Ya desde la Independencia de Chile ha jugado un rol importante en la historia de nuestro proceso político, siendo cuna de movimientos políticos y liderazgos que han dejado una significativa huella en la historia del país. Hoy, lejos de ocupar un lugar protagónico en el escenario político, la región del Biobío carga con la dura realidad de ser una de las regiones con la mayor concentración de comunas pobres (21,5% media regional según CASEN 2012) y con el mayor desempleo del país (6,9% según último Informe INE, 1,2% sobre la media nacional). Además, hemos pasado de representar un 14% del PIB nacional a menos de un 7%.
Varios de los diagnósticos que explicarían esta deteriorada situación tienden a coincidir en la falta de descentralización política, la fuga de tributación de los capitales privados, las indeseadas características de nuestra matriz exportadora, sumado a una deficiente calidad de los liderazgos regionales (Ver “¿Qué te pasó Concepción, qué te pasó Región del Bío Bío?”, Danny Monsálvez Araneda, publicada en “El Mostrador”, 03 de agosto de 2013)
Ante este complejo escenario, expresamos nuestra preocupación por la falta de compromiso a la hora de generar un gran debate de ideas que entregue soluciones para la región. Nos asombra la precariedad en la presentación de los programas de campaña y nos avergüenza el excesivo gasto de recursos y la falta de pro-actividad en procurar transparencia de las fuentes de financiamiento de cada una de las campañas políticas, que hace meses, y transgrediendo el plazo legal (Ley 18.200), han llenado de propaganda los barrios de la región.
Es preocupante que en la disputa por el cupo al Senado de la circunscripción 12, Biobío Costa, la candidata Jacqueline Van Rysselberghe se excuse permanentemente de asistir a los debates locales y nacionales, manifestando una clara falta de interés en dar a  conocer su visión de la región. Sea indiferencia o temor a la confrontación de ideas, la carencia de propuestas a los ciudadanos se suman a serias irregularidades durante su administración en la alcaldía de Concepción y como presidenta de SEMCO. Este último, según consigna una investigación de CIPER Chile “Organismo que operó como una caja pagadora adonde se desviaban fondos millonarios que debían llegar a la municipalidad, se pagaban sobreprecios por contratos que nunca tuvieron que ver con la corporación, se compraban prendas de ropa que jamás se utilizarían y se contrataba a personas que no prestaban ningún servicio”(“SEMCO: El hoyo negro de la “era Van Rysselberghe” en Concepción”, Juan Pablo Figueroa, ciperchile.cl, 01 de octubre de 2013) Hechos que llevaron a tratar estas irregularidades en los tribunales de justicia, y que por cierto, marcaron   negativamente el tipo de gestión de la ex alcaldesa.
En la otra vereda, los habitantes de la región del Biobío debemos resignarnos a la postulación de Camilo Escalona, que denunciando su desconfianza en las primarias al interior de su partido, acepta raudamente la invitación de sus correligionarios más fieles para disputar la Senaduría de Biobío Costa, intentando así evitar su marginación de la escena política, aduciendo conocer una región que no lo siente como parte de ella y que a todas luces refleja una motivación excesivamente personalista. Candidatura, que además, fue respaldada por los máximos timoneles de la DC, dejando entrever el interés que suscita en las fuerzas conservadores de su coalición y apoyado también, por distintas figuras del oficialismo.
¿Son estos buenos ejemplos de los liderazgos regionales que queremos que nos representen en el Biobío?  Al menos para nosotros no, porque está claro que a raíz del movimiento estudiantil Chile cambió, no solo para cuestionar las bases del modelo educativo, sino también, para cuestionar la capacidad de la institucionalidad política de representar las transformaciones de un modelo que cumplió un ciclo luego de la vuelta a la democracia, pero que hoy demanda de ella un carácter transformador y participativo. Creemos que estos liderazgos no representan los tiempos de inflexión, donde comienza a florecer una ciudadanía activa, y en la que debemos  apostar por la re-valorización de la política, el fortalecimiento de lo público, el compromiso con las agendas en educación y una Asamblea Constituyente como el mecanismo más democrático y participativo que merece un pueblo para establecer las bases de su sistema democrático e institucional para los próximos 50 años y no como un recurso de escape a una situación de ingobernabilidad.
Es por esto que llamamos a fiscalizar activamente el desempeño de las autoridades que sean elegidas el 17 de noviembre,  porque Biobío requiere retomar un rol protagónico en la solución de las inequidades que arrastra, pero desde la dignidad y legitimidad de quienes pretendan conducirla.
 

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