Segregación urbana y reconstrucción: habla la OCDE

Recientemente el Mercurio adelantó los resultados de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre segregación urbana. Las ciudades chilenas son las que muestran los mayores niveles de segregación social. ¿Qué significa esto? Que en Chile, más que en ningún otro país de la OCDE, vivimos separados según nuestra condición socio económica y que mientras menor ingreso tiene una familia, peores son sus condiciones de vida urbana.Columna de Opinión de Francisco Letelier
Mientras más segregación menos oportunidades de vincularnos con personas distintas a nosotros mismos, menos diversidad, menos heterogeneidad y acceso a oportunidades de desarrollo para los más pobres. Asimismo, la segregación atenta contra la cohesión social, es decir, la capacidad de una sociedad de construir un relato común, un proyecto compartido de futuro.
En este escenario, Talca ha presentado históricamente una trama social más igualitaria, donde la diferencia entre ricos y pobres es menor. Junto con esto nuestra matriz identitaria rural nos ha dado un piso de confianza para relacionarnos y convivir. Sin embargo, en los últimos 30 años el modelo de construcción de ciudad imperante ha venido minando estos atributos. Parte de las
transformaciones más notorias son, por un lado, el surgimiento y explosivo crecimiento de grandes sectores de vivienda social, con baja calidad urbana y alta homogeneidad socio económica y por otro, el sostenido éxodo de clases medias altas y altas hacía zonas semi rurales de la comuna, donde comienza a desarrollarse ya una oferta de servicios exclusivos. Así, pobres y ricos cada día se tocan menos.
Todo esto ha llevado a que Talca aumente su segregación social y disminuya consecuentemente sus niveles de confianza social.
En este escenario, el centro histórico de la ciudad, donde antes del terremoto del 2010 vivían cerca de 40.000 personas, se constituía en un reservorio de integración y heterogeneidad social. En esta porción de la ciudad es la única donde convivían todas las clases sociales y al mismo tiempo una gran población de estratos E y D disfrutaban de una alta calidad urbana y acceso a servicios.
Luego del terremoto, el 51% de las viviendas de esta zona resultó con daño, y hasta hoy, 3 años después, el 42% sigue sin ser reparada o reconstruida. Los instrumentos públicos de reconstrucción, al concentrarse solo en la reposición de un techo, no han promovido que las familias mantengan su ubicación en los barrios tradicionales. La migración ha sido fuerte, al menos 3.000 familias ya han salido del casco histórico. Al mismo tiempo, se ha estimulado con subsidios públicos la construcción de proyectos de vivienda de gran valor, atractivos para familias de ingresos medios altos y altos. Todo lo anterior está produciendo un efecto negativo sobre la heterogeneidad del centro de Talca y su capacidad de producir integración social.
En su informe, la OCDE recomienda a Chile mejorar sus políticas de integración urbana.
Lo que estamos haciendo en Talca y otras ciudades, es exactamente lo contrario. Lo que tardó 150 años en construirse, lo estamos eliminando en unos pocos años. Es de esperar que el llamado de un organismo internacional termine de convencer a nuestras autoridades para desarrollar políticas activas de integración urbana y en el caso de Talca, políticas que permitan recuperar la heterogeneidad que se está perdiendo y permitir que las personas de menos recursos que viven en la zona central mantengan su localización y las que vivían, la recuperen.
Publicado en: surmaule.wordpress.com

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