*Editorial* | RD partido para trabajadores y trabajadoras

Mayo es un mes en el que se conmemora la acción de millones de trabajadores y trabajadoras a lo largo de la historia, que han luchado e incluso dado la vida por mejorar las condiciones de existencia de las grandes mayorías. A raíz de esto, creo que se hace necesario hacer algunas reflexiones.

La base social de la izquierda para empujar cambios ha sido en la historia principalmente los y las trabajadoras, esa gran masa de gente que pone a disposición su humanidad a cambio de un salario, haciendo que la sociedad avance, genere valor y produzca. Sin embargo, debido a la colonización de ciertas ideas en nuestra sociedad actual y las nuevas formas de trabajo, se hace cada vez más difícil su organización y concientización, pues las personas se identifican cada vez menos con esa calidad.

El neoliberalismo ha producido en las personas el deseo de alejarse de esa categoría para constituirse a sí mismas en emprendedoras. La prosperidad y el futuro se ha entendido como consenso, está en convertirse en pequeños empresarios y empresarias, no en poner el trabajo propio en disposición de otros.  

Este fenómeno ideológico se suma al cambio en las condiciones objetivas en las que se desarrollan las personas hoy en día en formas de contratación más dinámicas, menos definidas, sin la estructura clásica, no existiendo horarios fijos, sin jefes presenciales, e incluso sin compañeros de trabajo, lo que dificulta por circunstancias incluso físicas, tomar consciencia de que se comparte una identidad con otras personas. Así es como los conductores de aplicaciones de transporte, los ciclistas de Uber Eats y los tele trabajadores, son ajenos a cualquier forma tradicional de trabajo, y fácilmente pueden creer que son emprendedores, cuando en realidad están poniendo a disposición sus horas para que sea otro el que se apropie de las ganancias de la actividad que desarrollan. Siguen siendo trabajadores, pero con bajos sueldos, sin poder optar a derechos mínimos que se han conquistado, como estabilidad en el empleo, seguridad social, seguros por accidentes del trabajo, indemnizaciones por años de servicios, y muchas otras condiciones que parecen básicas, pero que hoy se hacen más escasas.

Esta situación puede empeorar aún más si analizamos la agenda del Gobierno en materia de trabajo, que intenta introducir más precarización a través de la reforma que ha denominado “Modernización Laboral”, y que busca con mayor énfasis la flexibilidad para que las empresas dispongan de mano de obra más que la mejora de la calidad de vida de las personas.

En este contexto se hace todavía más importante la acción política de un partido como lo es Revolución Democrática, para articular a la sociedad y a los demás actores para frenar estas políticas y proponer alternativas a los nuevos fenómenos. Por ello, creo que es más importante que no sólo encontremos buenos argumentos para rechazar algunas políticas de la derecha, si no que pensemos en cuál va a ser el proyecto que le vamos a presentar a la ciudadanía como propuesta para una mejor sociedad, más justa e igualitaria en el momento histórico que nos toca vivir, lo que en materia de trabajo pasa, sin duda, por fortalecer la organización de los y las trabajadoras para que con eso puedan conseguir mejores perspectivas, la igualdad entre hombres y mujeres en el campo productivo y la mejora de las condiciones de vida de los y las trabajadoras activas y  pensionadas.

En definitiva, si un partido como el nuestro quiere convertirse en una opción de mayorías, necesitamos poner los problemas que nos plantea el mundo del trabajo en el centro de nuestra política, siempre desde una perspectiva feminista, transformadora y de seguridad social. Eso implica necesariamente hacerse cargo de los fenómenos que nos plantea el capitalismo en la actualidad.

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